Señor, comienza un nuevo día y como siempre pongo en tus manos mi trabajo.
Ayúdame a realizarlo íntegramente y con éxito mi programa de hoy.
Dame fuerza y optimismo, poder de convicción y sobre todo constancia y entrega a mi trabajo, además de mis éxitos, que es fácil ofrecerte, te ofrezco también mis desilusiones, mis esperanzas inútiles, mis errores y mi cansancio estéril.
Convénceme Señor de que ningún trabajo es perdido y de que mañana cosechare gozoso los aparentes fracasos de hoy.
Te doy gracias por mi hermosa profesión que es un servicio y te pido me ayudes a prestarlo con integridad y alegría.
Inflama tú mis ímpetus y mi mentalidad de triunfo, pero consérvame siempre sencillo y dispuesto al servicio, a la colaboración y al compañerismo.
Amén.