Señor, Tú eres mi bien, eres mi dueño, por eso me refugio en ti, porque creo firmemente en que no me dejas nunca a mi suerte, sino que intervienes en mi historia constantemente para mostrarme la felicidad.
Gracias por el camino que muestras para que yo te siga y encuentre esa felicidad a la que me has llamado.
Gracias por ser mi luz y mi salvación todos los días para no perderme.
Gracias por salir a mi encuentro y tomarme de la mano para evitar que me pierda en deseos que producen vacíos en mi interior.
Ayúdame a descubrir mis verdaderas necesidades, para no andar sumido en superficialidades.
Nunca me faltará tu amor, nunca me dejarás de llenar de bendiciones, porque así eres tú, así nos amas, con palabras de vida y de amor para todos, especialmente para quienes más nos equivocamos.
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Hoy no quiero desear más nada que a ti, solo quiero desear tu voluntad, la quiero cumplir aunque me cueste renunciar a todo lo que se contrapone.
Límpiame de los deseos que me apartan de tu presencia y de tu amor.
Dame sabiduría para comprender que en el tenerlo todo no consiste la felicidad a la que tú me has llamado.
Señor, que descubra la libertad que me das, que sepa valorarte como eres, un Padre bueno que se preocupa por todos.
Amén.
