Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.
Sin tardanza pregona lengua mía las glorias y alabanzas de María. Atiende a mi socorro, gran Señora, y ampáreme tu diestra protectora.
Oh Jesús, que te has dignado glorificar con innumerables milagros a la bienaventurada Virgen María, inmaculada desde el primer instante de su concepción, concédenos que los que imploramos su protección en la tierra, podamos gozar eternamente de tu presencia en el cielo, tú que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas, Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.