Oh, Santísima Virgen María, Virgen Bendita de Luján, gloriosa y singular madre de Dios, santísima fuente de piedad y hermosura, que sobresale entre los humildes y pobres del Señor, agradezco tus desvelos maternales, y te pido me enseñes a servir con generosidad y a amar sin interés a los demás.
¡Milagrosa María de Luján, limpia y pura Concepción! ¡Oh madre de la vida, madre de mi alma! Te acojo por siempre en mi corazón, me confío sin reservas a tu compasión y me entrego a tu ternura y tu benevolencia, coronada reina de Luján, tú que me miras desde el cielo, tú que me indicas constantemente el camino seguro en este largo peregrinar por la vida.
Concede, te ruego, protección a este siervo tuyo, ayúdame, ampárame, otórgame tus favores; acudo ante ti lleno de amor y esperanza para que me soportes en mis adversidades y desgracias, en especial para pedir tu poderosa intercesión en esta grave dificultad que hoy me abruma y me atormenta. (En este punto se debe presentar nuestra petición, con mucha fe).
Oh, nuestra señora de Luján, de semblante noble y risueño, obtenme de tu hijo lo que con sencillez pido. Madre deseo vivir siempre bajo tu manto, no dejes de darme refugio en todo momento; líbrame de males, peligros y enemigos y alcánzame todos los bienes; que tus milagrosos rayos de luz iluminen mi cuerpo y alma, a fin de que después de haberos honrado en la Tierra, merezca alabaros en el cielo, por los siglos de los siglos.
¡Virgen de Luján, madre y reina, ruega por tus hijos, guíanos y danos tu bendición, y derrama sobre todos nosotros tus dones celestiales. Amén